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Monday, September 10, 2007

Se inicia en Atlanta el Foro Social de Estados Unidos con la Caravana de la Libertad


Carlos Aparicio, www.ecoportal.net

En el marco de las diversas iniciativas que engloba el Foro Social Mundial, Estados Unidos tendrá su primer foro a nivel nacional. El Foro Social de Estados Unidos comienza hoy, miércoles 27 de junio con una movilización de apertura. La capital del Estado de Georgia espera a 10 mil participantes de todo el continente pero especialmente de las organizaciones locales.

En el marco de las diversas iniciativas que engloba el Foro Social Mundial, Estados Unidos tendrá su primer foro a nivel nacional, desde este 27 de junio y hasta el 1° de julio.

El sur estadounidense fue elegido como escenario de este evento debido a la realidad socioeconómica con mayores grados de desigualdad que vive la región.

Uno de los temas que se abordará en este Foro será la problemática de los inmigrantes indocumentados. Justamente en estos días el senado estadounidense votará la reforma de la ley migratoria que significará mayores trabas para aquellos que buscan el permiso de permanencia.
Asimismo, estarán en la agenda de los movimientos sociales temas tales como la discriminación racial, los acuerdos de libre comercio, la militarización, el medio ambiente, los derechos de la mujer, la cultura juvenil y las problemáticas de los damnificados por el huracán Katrina.

Atlanta fue una de las ciudades que más desplazados albergó como consecuencia de Katrina. La ciudad más afectada en agosto de 2005 fue Nueva Orleans, del estado vecino de Luisiana.
Casi dos años después del paso del huracán que dejó más secuelas en Estados Unidos (casi 1500 muertos), las principales críticas que se hacen al gobierno de George W. Bush son respecto a la no previsión ante un fenómeno previsible, la inseguridad en el sistema de diques de Nueva Orleáns y la profundización de las desigualdades sociales debido a las políticas de reconstrucción diferenciadas.

Caravana de la Libertad rumbo al Foro de EEUU
75 Organizaciones de base, como el sindicato de trabajadores agrícolas del sureste norteamericano, ambientalistas, y activistas sociales componen las cerca de 800 personas que viajan en la Caravana de la Libertad.

Emulando la caravana por los derechos civiles de los afroamericanos de los años sesenta, salieron desde Alburquerque Nuevo México con destino el Foro Social de EUA que comienza hoy en la ciudad de Atlanta Georgia EUA.

Durante el recorrido, de la Freedom Caravan, que recorre el suroeste norteamericano, han realizado diversas acciones que tienen que ver con los temas a tratar del Foro en Atlanta; en la localidad del Alamo en Texas se realizó un Rally por los derechos de los migrantes, en Houston las acciones de la caravana fueron contra la contaminación de los pozos petroleros que han impactado a las periferia de la ciudad petrolera.

Por su paso a Nuevo Orleans, los activistas recorrieron los estragos de la hoy todavía destruida ciudad por el Huracán Katrina que después de 2 años a penas comienza su remozamiento. En un acto de solidaridad los integrantes de la Caravana de la libertad, auxiliaron por unas horas en la recontracción de las construcciones damnificadas donde viven las comunidades afroamericanas.
El 27 de junio, día de inicio de la marcha que dará el banderazo de salida para la carrera en búsqueda del otro Estados Unidos es necesario, la caravana arribara para recorrer las calles del centro de Atlanta Georgia. (PÚLSAR)

www.ecoportal.net

G8 y el movimiento de Rostock

Matteo Dean, La Jornada

Las recientes protestas organizadas y practicadas en ocasión de la cumbre del grupo de los ocho países más industrializados del planeta (G8) han dado muestra de algo distinto en el movimiento de protesta, según hemos visto a partir de 1999 en Seattle y luego en decenas de cumbres internacionales. Algo diferente y nuevo. Algo de lo cual convendrá hablar en el futuro. Algo que quizás pueda ser el germen de un nuevo movimiento o, cuando menos, de una nueva forma de ser del movimiento en Europa.

Ante todo, es evidente la falta de un nombre que reconozca las nuevas identidades vistas en Alemania a principio de junio. Se ha definido no global el movimiento que se consideró concluido con las protestas de Génova. Se han definido altermundistas, en particular los que no sólo protestaban, sino aquellos que se reunían y estudiaban alternativas sustentables al (sub)desarrollo promovido por el capitalismo global. Hoy estas definiciones difícilmente se acoplan a la realidad observada en Alemania. Las razones son sencillas y muestran con claridad las nuevas complejidades y potencialidades de esa multitud que, por primera vez en la historia de este tipo de movilizaciones, pudo rodear y bloquear la cumbre del G8.

Las miles de personas que se reunieron en el norte de Alemania para protestar en contra del G8, esta vez no iban a platicar ni a dialogar: iban a protestar. Y lo hicieron. Paralelamente a las protestas fue organizada una cumbre alternativa que reunió varios centenares de personas. Sin menospreciar este dato, salta a la vista, sin embargo, que las decenas de miles que el primer día de protesta (2 de junio) marcharon por las calles de Rostock no iban a las reuniones y talleres, sino que andaban en la calle, gritando consignas y protestando. Es más, los enfrentamientos y choques entre manifestantes y policía, que duraron más de tres horas en la tarde de ese día, si bien tuvieron buena dosis de provocación por parte de la policía alemana no fueron un accidente, una casualidad. Los casi 100 mil de esa marcha no escaparon, no se retiraron, no se fueron. Cuando empezaron los enfrentamientos, todos estaban ahí y todos resistieron y atacaron. El diálogo está en el movimiento, entre sus componentes. Este movimiento no quiso y no quiere dialogar con el G8: simplemente lo atacó.

El movimiento de Rostock demostró, además, gran unidad de intenciones y de prácticas. A pesar de reunir grupos, organizaciones y colectivos de procedencias y perspectivas muy distintas -desde anarquistas hasta protestantes-, la multitud reunida en Alemania desde un principio acordó una agenda de protestas y supo llevarla a cabo con gran coherencia, resistiendo no sólo el cansancio y los actos en ocasiones no previstos, sino también la presión generada por la prensa alemana y la represión gubernamental.

Los enfrentamientos del 2 de junio fueron sólo un episodio de la semana de movilizaciones; no obstante, medios de prensa y autoridades se empeñaron en aprovechar los actos para criminalizar al movimiento, mancharlo y acusarlo de violento y, por ende, tratar de dividirlo. La madurez del movimiento, sin embargo, impidió su desmoronamiento. A pesar de las desafortunadas declaraciones de los dirigentes de algunas de las organizaciones más moderadas en el panorama de la protestas, la gran mayoría de la gente -inclusive la base de dichas organizaciones- sin evadir el debate interno supo mantener la unidad suficiente para llegar al último día con mayor fuerza. Si las prácticas no se comparten, simplemente no se practican, pero nadie se hace a un lado, nadie se disocia.

La mayor novedad de este movimiento, que cada día parece más una nueva fase en contra de la globalización neoliberal en Europa, está determinada por la composición de esta multitud y la actitud mantenida durante más de una semana. Por un lado, hay que subrayar la mayoritaria presencia de jóvenes, organizados y no, que animaron las protestas. Una generación entera de jóvenes entre los 20 y 30 años compuso el movimiento de Rostock, le dio vida y contundencia lanzando piedras a la policía, marchando por los campos de trigo y bosques, organizando asambleas, festejando, resistiendo, comunicando. Una generación de jóvenes que hoy salen de sus países y atraviesan Europa, construyendo esa Europa unida desde abajo, que arriba aún no han podido entender.

Por el otro lado, resalta la actitud de estos jóvenes. Indignación por la presencia del G8 en tierra alemana y determinación en la acción y práctica cotidiana fueron las facetas de un deseo compartido que tenía un objetivo claro: hacer del capitalismo historia. Las protestas no fueron sólo un acto simbólico, sino muestra concreta de la construcción cotidiana de una comunidad rebelde e incompatible. Era suficiente observar cómo los muchachos se movían en las calles, cómo organizaban la vida diaria en los campamentos, cómo gestionaron los cientos de canales de comunicación previamente construidos, cómo se relacionaban entre sí con idiomas y culturas distintas. Un movimiento con mil caras capaces de dialogar, construir y actuar en común. Una potencia que en Rostock se mostró y ganó esta batalla. Golpeó cuando había que golpear. Fue creativo cuando había que ser creativo. Y al final pudo gritar: We are winning.

LA KARAKOLA EN RESISTENCIA... YA ABRIMOS!!!

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