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Tuesday, November 14, 2006

PUEBLO KILLIWUA: Suicidarse como pueblo respuesta frente al exterminio

PUEBLO KILLIWUA: Suicidarse como pueblo respuesta frente al exterminio(el Zero en Mexicali, Octubre 20, Reunión con adherentes a la Sexta)

“[…] Y el problema, compañeros, que escuchamos aquí, en esa comunidad que ustedes tienen aquí a menos de una hora, y que nadie de los que habló se refirió, es que está por desaparecer por decisión propia. Ahí escuchamos que los kiliwa hicieron un pacto de muerte. Y la compañera nos habló de los 3 mil, o 300 mil, o 30 mil indocumentados, y ellos nada más son 54 los kiliwas que quedan. No queda ni uno más.
Y no los platica una compañera cucapá, y nos dice: a nosotros, si nos aniquilan, todavía quedan dos grupos más en México, en Sonora —en reservaciones, dice ella— y una en Estados Unidos. Pero de los kiliwas, son los únicos que quedan en el mundo. De esos 54, cinco hablan kiliwa, los demás ya no. Y según esto, el pacto de muerte es que las mujeres acordaron no parir más kiliwas. Y que el pueblo desaparezca con el último kiliwa que hay ahorita.
Y eso está pasando aquí cerquita. Y que tomaron esa decisión porque es su forma de protestar contra los despojos de tierra que está haciendo ese gobernador, que se enojó porque dijimos que era un sinvergüenza desde que entramos al Valle de San Quintín. Y que mandó a esos porros, disfrazados de policías, a pegarle a nuestros compañeros y luego presentarse como agredidos.
[…] Y yo no sé cómo, los anarquistas y libertarios, los comunistas, los socialistas, los zapatistas civiles, van a poder vivir con eso. No lo sé, porque los escuché a hablar y nadie los mencionó, y los vieron en la mañana. Y los tienen ahí, ¿saben desde cuando viven ahí? Hace 9 mil años. No existía la “A” anarquista, ni la hoz y el martillo, ni el socialismo. Y esas personas son víctimas del capitalismo neoliberal del que tanto se habló aquí.
Y hablamos con los cucapás, y dijimos queson unos criminales porque están haciendo lo que van haciendo desde hace 9 mil años, que es pescar. Y resulta que ellos salen en sus pangas, a pescar, y sólo pueden pescar una especie. Todas las demás especies no. Si les encuentran una especie, compañera, los acorazados de la armada nacional y las lanchas torpederas, los embisten para hundirlos, si no se detienen. Y si se detienen, les quitan la panga y el producto.
Y ahí hay una compañera cucapá que tiene una orden de aprehensión por siete kilos de pescado. Y tiene 30 órdenes de aprehensión pendientes, porque tiene que salir a pescar. Aquí, 40 minutos de Mexicali, sin cruzar ninguna frontera. Y esa gente está con miedo de qué va a pasar, porque sólo hay la temporada de pesca, de finales de febrero a mayo.
Y ellos ven los grandes barcos de las empresas pesqueras, que están pescando lo que quieren y no les hacen nada las lanchas torpederas de la armada mexicana. Y a ellos que andan con sus panguitas, cada vez que salen a pescar para vivir, para comer, los meten a la cárcel, o les quitan las cosas, o los multan, o tienen que mocharse con el funcionario.
Entonces, ellos acuden, va el compañero Alfonso y dice: “no pues es que viene la Otra Campaña”y no sé qué. Y dicen: “vengan, que venga aquí, porque pensamos que así nos van a ver y nos van a escuchar”.
Y fueron los compañeros de la karavana, y fueron algunos de ustedes, fue Alfonso, y todo eso. Y estaban desesperados, porque sentían que era ahora sí que el último bote —hablando de barcos y de pesca—, y que si ese barco se iba y no había ningún cambio pues iban a desaparecer, como cultura.
O sea, iban a asesinar a un pueblo entero. Ya nadie, ya no iba a existir el kiliwa en este mundo, porque no hay en ninguna otra parte del planeta. Y los cucapás están resignados a que van a desaparecer, pero tienen la esperanza de que quedan otros en Sonora, y otros en Estados Unidos. Hasta que les pase lo mismo.
Y se suma eso a los pueblos que ya han desaparecido y a las culturas. Pero —como dicen ustedes— se supone que ya hay Otra Campaña. Y cómo podíamos dar la cara a la gente y decirle que la vamos a organizar, para cambiar el mundo, si dejamos que eso pasara aquí nomás, aquí cerca.
Nosotros somos indígenas zapatistas, vivimos en la otra esquina. Nosotros vamos a venir ahí, con ellos, para que eso no ocurra. Vamos a venir en la temporada de pesca. Y vamos a estar acampamentados ahí, en su comunidad, y vamos a hacer brigadas para ir con ellos a pescar. Para que si los detienen, nos detengan a nosotros. Yo esperaba que la Otra en Mexicali, y que la Otra en Baja California, nos acompañara. Y que la Otra en el otro lado, también nos acompañara. Pero si no se habla, si no los ven, entonces quién va a hablar y quién los va a ver.
[…] Si hay compañeros y compañeras chicanos y mexicanos que son de la Otra Campaña en el otro lado, pues organicémonos y vengámonos en bola. Hagamos un escudo ahí. Nos están platicando que un marino de la armada de México le puso a una indígena cucapá —que se negaba a que le quitaran la panga— la boca del cañón en la panza de embarazada. O sea, antes de nacer, ese indígena cucapá —hombre o mujer no sabemos qué va a ser, es mujer porque ya me la presentaron— le pusieron el cañón del arma del glorioso ejército mexicano, antes de que saliera. Y aquí no se dice nada.
[…] Y que no vale la pena morir así, si se puede morir peleando. Porque además no se está muriendo una persona, sino se está muriendo toda una cultura. Si nosotros no hacemos eso, con qué cara vamos a criticar al gobernador o a Accción Nacional, o a Calderón, o a Bush, si estamos haciendo lo mismo, pero por omisión.
Entonces, nosotros les pedimos que en esas tareas que vayan a acordar, la próxima semana o cuando se vayan a reunir —que acuerden ustedes—, hagan el plan —si se puede— de cómo se puede organizar esto. Porque ahora sí que, como la Otra Campaña más cercana a esta zona, pues les va a tocar la coletada. Y va a ser muy triste que la Otra en Mexicali esté en otro canal, mientras medio mundo se está movilizando a 40 minutos de aquí.
Porque vamos a invitar a gente de todo el mundo, a que venga a evitar ese genocidio. Etnocidio le dicen, porque dicen que somos etnias, pero somos pueblos. están aniquilando a un pueblo. Y que los kiliwas y los cucapás de Baja California digan: hubo alguien que hizo algo, porque no pasara lo que parecía inevitable la víspera. O sea, antes que la Otra Campaña volteara a verlos y los escuchara.
[…] Pero pase o no pase eso, nosotros venimos aquí, a finales de febrero, principios de marzo, y ahí vamos a estar en esa comunidad, en el delta del Río Colorado, para tratar de defender una forma de vida que, finalmente, de eso se trata la Otra Campaña: de defender la vida, no de proclamar la muerte. Gracias compañeros, gracias compañeras.

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